EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

miércoles, 1 de junio de 2016

HOY...

ESTALLIDO EMOCIONAL



Es importante reconocer las reacciones que nos provoca en el cuerpo cada una de las emociones, y también establecer su origen, pues como se verá a continuación, nos permiten reconocer los llamados 'secuestros del centro emocional' o 'estallidos emocionales'.
Todos hemos tenido, tenemos y tendremos reacciones extremas que no se encuentran bajo nuestro control, a esto se le conoce como 'estallido emocional'.
Es en esos momentos cuando, por poner un ejemplo, el centro emocional del cerebro  rige al centro racional. Estos pueden ser tanto momentos de crisis (una pérdida, una agresión, un susto) como de gran disfrute (una buena noticia, un beneficio inesperado, el encuentro con un ser querido, etcétera.).
Normalmente, cuando entra un estímulo a través de nuestros sentidos, la información pasa al tálamo (una región primitiva del cerebro), donde se traduce neurológicamente, y la mayor parte ella pasa después a la corteza cerebral, donde funciona nuestra parte lógica y racional. Es la corteza quien se encarga de tomar la decisión ante el estímulo sensorial. Sin embargo, no toda la información pasa en forma directa del tálamo a la corteza.
Una parte más pequeña de la información pasa directo del tálamo al centro emocional, lo que permite que tomemos una decisión instantánea e instintiva antes de que nuestra parte racional logre procesar la información.
Esta relación instantánea y automática entre el tálamo y los centros emocionales es la que origina el "secuestro emocional" o "estallido emocional", y el resultado es que actuamos antes de pensar, a veces para beneficio nuestro y otras para perjuicio nuestro.
Así, el cerebro, la corteza racional, no puede ejercer control cuando se presenta una emoción extrema. Lo que sí puede determinar es cuánto va a durar dicha emoción.
En los estallidos emocionales se producen también fenómenos expresivos como gritos y sollozos. Se perturba el tono afectivo habitual, se altera el ritmo de los pensamientos y se pierde, en algunos casos, el control de los actos. En las emociones muy violentas, se liberan los sentimientos reprimidos, reaparecen modos primitivos donde el sujeto puede expresar palabrotas y hasta realizar gestos brutales.

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