EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

miércoles, 17 de agosto de 2016

HOY...

JUEGOS OLÍMPICOS


En estos días estamos asistiendo a la celebración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. En ellos observamos el esfuerzo y la búsqueda del ser humano por superar sus límites.  Para los deportistas participar en este acontecimiento es, aparte de un sueño, el resultado de muchos años de duros sacrificios, de horas y horas de entrenamiento, de renuncias... en búsqueda de la llamada gloria olímpica. Viéndolo por televisión, a pesar de la distancia, de alguna forma nosotros también participamos, corremos, saltamos o nadamos, especialmente con nuestros compatriotas y  de igual modo con ellos nos llevamos nuestra cuota de felicidad o decepción según sea el resultado. Y aplaudimos al vencedor independiente del país que sea, como un reconocimiento a alguien que ha logrado algo excepcional. Durante unos días las naciones de la Tierra compiten entre ellas con sus mejores hombres y mujeres buscando el espíritu y la realización del potencial humano en toda su máxima expresión. 
En la Antigua Grecia los Juegos Olímpicos llevaban aparejados la tregua olímpica, por la cual cesaban cualquier conflicto bélico mientras se celebraban las competiciones. Desgraciadamente en nuestro mundo moderno esto no es posible, a la par que se nos muestran las imágenes de los Juegos, también observamos que la violencia, la guerra y la sinrazón compiten con los deportistas olímpicos. 
A pesar de ello, disfrutemos estos días de la máxima expresión deportiva internacional y deseemos que la próxima Olimpíada (período de cuatro años hasta los próximos Juegos Olímpicos), sea un período de búsqueda de una auténtica paz y justicia mundial.

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