EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

viernes, 4 de noviembre de 2016

HOY...

HUMANIDAD 


Esta joven muchacha de la foto se llama Sara Yebra y es Médico Residente de 2ª año de Medicina familiar en un centro de Salud de Gijón. Ha saltado estos últimos días a las noticias por una carta que escribió en su cuenta de redes sociales donde habla de su primera guardia y de los sentimientos que ella le ha ocasionado. La transmitimos textualmente como un ejemplo de compasión, misericordia, realismo  y esperanza, al constatar la diferencia entre lo que se aprende con duro esfuerzo y su difícil aplicación a la realidad diaria.
La carta se titula "El PH de una lágrima" y comienza con una cita de Mario Benedetti: "Cuando teníamos todas las respuestas, de repente, nos cambiaron las preguntas"

"Por favor, no puedo más..."
Y empezó a llorar, Y allí estaba yo en mi primera guardia, con la realidad palpitando descorazonada. Unos ojos con más daños que años me miraban pidiéndome ayuda. Estaba desarmada, intenté recordar algo de lo que había aprendido en la carrera, alguna clase magistral y lo único que recordé haber aprendido sobre el sufrimiento fue cual era el PH de una lágrima. Me sentía indefensa y estafada, como si todos estos años hubiera estado trenzando una honda infinita y me hubieran dado una patada en el trasero para salir al ring donde me esperaba Goliat. Y no tenía piedras.
Me enseñaron la escala EVA del dolor, pero nadie me dijo cómo consolar el dolor de perder a Eva. Sé dar puntos simples, colchoneros, poner  grapas, apósitos, vendas. Ni idea de cómo restañar las heridas que no sangran. Münchhausen, Raynaud, Gilbert, puedo decir muchos nombres de síndromes raros pero se me atascan las frases que empiezan por "lo mejor es que no sufra", "no va a recuperarse", "lo siento". Un miligramo por kilo de peso, 500 mg cada doce horas. ¿Cuánto pesa la culpa? Se olvidaron de decirme lo más importante, que a veces una sonrisa es analgésica, y que el efecto es dosis dependiente y no tiene techo, que una mano en el hombro es el mejor antihistamínico contra la duda y llamar a la gente por su nombre es la bienzodiazepina de inicio de acción más corto y de semivida más larga. 
Al menos, si el camino es duro, la buena noticia es que estará lleno de piedras.

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