EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

jueves, 23 de marzo de 2017

HOY... EDUCAR

VALORES

Ha saltado a los medios de comunicación  un vídeo en el cual se ve a unos padres de dos equipos de fútbol de niños de 12 años tener una pelea al más puro estilo Rambo, ante la mirada atónita de los propios críos que no daban crédito a lo que ocurría. Curiosamente la pelea se celebra el día 19 de marzo, Día del Padre. Y según se comenta en los medios relacionados con el asunto, la cosa no es más que la punta de un iceberg que ocurre una jornada sí y otra también, incluso a edades más tempranas. Algún equipo ha llegado a la decisión de prohibir la entrada en los partidos a  los padres vistas las situaciones que se dan. ¡Tremendo! ¿Dónde hemos llegado?
El deporte para niños que debería ser una escuela de valores; tales como compañerismo, ilusión, respeto, tolerancia, etc... se convierte con demasiada frecuencia en una válvula de escape de pasiones mal entendidas, de frustraciones no reprimidas y de competitividad peor encauzada. Si este es el ejemplo que damos a nuestras generaciones futuras, mal vamos. No es así como se construye un futuro social solidario y justo. Luego nos quejamos de las diferentes formas de violencia que conviven a nuestro alrededor, si los primeros que deben ser educadores y dar ejemplo, que son los padres, se comportan así, ¿qué cabe esperar a corto y medio plazo? Recientemente el colegio El Pilar de Madrid retiró a su equipo de baloncesto masculino de la competición cuando se enteró de las mofas que en las redes sociales sus jugadores habían realizado contra un equipo rival. Eso es educación y ejemplo.
Muchos especialistas dicen que nuestra sociedad está enferma, y hechos como éstos no hacen más que abonar la teoría. Pero no estamos poniendo muchos remedios para revertir la situación. La sociedad está formada por individuos y aquí es donde hay que poner el foco, el cambio empieza por una transformación interior y personal, una recuperación de valores llamados "tradicionales" y que todos conocemos, salirse de este corsé de individualismo y egoísmo que nos atrofia, nos envilece y cada vez nos convierte más en auténticos animales. Hemos avanzado mucho tecnológicamente, pero aún estamos en las cavernas en la asignatura de convertirnos en lo que verdaderamente somos: seres humanos. 

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