EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

domingo, 21 de mayo de 2017

HOY... EL EVANGELIO (Jn 14, 15-21)

EL DEFENSOR



Se anuncia en este domingo, que no se nos dejará desamparados. Tendremos un Defensor, el Espíritu de la verdad, que vive con nosotros y está con nosotros. “Dentro de poco (la Ascensión es el domingo que viene) el mundo no me verá, pero vosotros me veréis, y viviréis, porque yo sigo viviendo”. Bueno, parece que va tocando a su fin la Pascua, pero Él sigue presente entre nosotros, por medio del Espíritu que es el que recrea la comunidad, Él realiza la comunicación entre Jesús y nosotros en el amor.
Quien guía, orienta y desarrolla la comunidad, es el Espíritu de Cristo resucitado: Espíritu de fuerza, de verdad de unión y de amor. Si la Pascua es el nacimiento de la comunidad, es el Espíritu el que le da plenitud y madurez. Queda claro en la primera lectura de los Hechos, Felipe ha llenado de alegría la ciudad de Samaría con la Palabra de Dios, por eso, se envía a Pedro y a Juan: “Ellos bajaron hasta allí y oraron sobre los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no había bajado sobre ninguno, pues estaban sólo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo”.
Ser cristiano es algo más que estar bautizado, es algo más que cumplir unos preceptos, como asistir hoy domingo a la eucaristía, vivir en el Espíritu, es dar a este momento el valor de un encuentro con los hermanos y de compromiso con todos, especialmente los más necesitados. Vivir en el Espíritu no es sólo atender con una limosna a los pobres, es entregarnos con todo lo que tenemos, para que haya justicia en el mundo. Podríamos seguir enumerando los dones que nos hacen avanzar o como dice San Pedro en la segunda lectura: “Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere”.
El Espíritu de la comunidad cristiana, es lo que nos distingue de cualquier otra organización, es la vivencia generosa del amor fraterno y el servicio a los hermanos. Lo que nos hace salir en búsqueda de los no creyentes, pues en ellos también obra su presencia, el que nos hace perdonar, acabar con toda discriminación y luchar por la justicia (justicia y acción del Espíritu van unidos). Porque nos hace ver y comprender lo que otros no ven, descubrir lo que hay más allá de una realidad, que parece imponerse y que no se puede transformar.
Si lo acogemos en el silencio y la oración, nos hará vernos a nosotros mismos de otra manera, pero sobre todo a través del discernimiento, despertará a la Iglesia a la primavera de la Pascua. Sin Espíritu no se puede entender la vida comunitaria, ¿no radicarán aquí muchos de nuestros problemas?, ya nos decía San Pablo: “No extingáis el Espíritu”. El asunto es, la importancia que damos a la ley, la tradición y las normas, en contra de discernir en nuestras asambleas comunitarias, lo que el Espíritu nos pide en cada situación histórica.
Julio César Rioja, cmf

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