EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

lunes, 20 de mayo de 2013

HOY HABLAMOS DE...

ENFERMEDAD DE ESPERANZA


En la homilía de la Vigilia de Pentecostés celebrada el pasado sábado 18 de mayo en la catedral, D. Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid, habló de que en medio de la crisis que estamos viviendo asistimos a la existencia de una peligrosa enfermedad: estamos enfermos de esperanza.
Y es cierto, en nuestra sociedad actual existen fuertes bolsas de desesperanza. Una de las razones de que esto ocurra es el estancamiento que se produce a causa de tolerar lo mucho que no queremos en la vida. Puede ser que se hallan modificado los estándares individuales de nuestra vida y no estamos en la misma situación de antes, no realizamos las mismas actividades de antes. A la vez, ocurre que no se ha aplicado suficiente acción sobre los nuevos estándares que mueven nuestra vida. 
La solución es relativamente simple, pero muy difícil de llevar a la práctica: es decir activamente NO a aquello que no queremos en nuestra vida, y seguir adelante.
Esta solución nos libera de lo innecesario y nos lleva a vivir una experiencia de vida mucho más llena, satisfactoria y apasionada.
El mundo laboral y las relaciones íntimas personales son las fuentes más comunes de estancamiento, por lo que aquí es donde hay que aplicar unos principios.
El mundo laboral es una fuente inagotable de desesperanzas, se busca un empleo no por gusto, sino para satisfacer una serie de necesidades; dinero, status, una posición económica..., pero con el paso del tiempo y al no desempeñar lo que nos gusta, el empleo se convierte en una fuente de subsistencia, en vez de algo orientado a ayudarnos a crecer. El problema se agudiza cuando nos vemos "atados" a nuestro trabajo, sin poder hacer nada al respecto, lo que nos lleva a la sensación de no tener posibilidades en la vida.
En las  relaciones personales se producen estancamientos, que no se encuentre equilibrio con los que nos rodean y más concretamente con nuestro esposo/a, lo que impide una relación plena y feliz.
Por tanto, debemos centrarnos en los aspectos que faltan para restaurar la esperanza, porque debemos luchar por lo que creemos y deseamos, buscar metas alcanzables y realistas, aprender de los posibles fracasos y centrarse en cosas concretas, palpables, cotidianas.
Las personas con esperanza superan los obstáculos, se platean más metas y objetivos por alcanzar, lo que hace que su vida sea más completa y dichosa.
La esperanza debe ser una parte integral de nuestra vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario