EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

lunes, 26 de agosto de 2013

HOY...

LA PUERTA ESTRECHA


Es bueno que preguntemos cuando no sabemos o dudamos en cosas de religión. A Jesús muchas veces le preguntaban, y se alegraba y respondía cuando veía que las preguntas provenían de una buena voluntad, como cuando los apóstoles le preguntaban sobre el significado de algunas parábolas. El problema estaba cuando le preguntaban para ponerlo a prueba, como si fuese una trampa, o simplemente por curiosidad, como en el evangelio de hoy: “¿Son pocos los que se salvan?” Así pasa hoy con muchas noticias y comentarios sobre la religión: Muchas veces sólo se busca lo externo y lo que pretende satisfacer la curiosidad. En la vida también se suele atender a cosas ociosas, dejando de lado los auténticos problemas de la vida.
No importa a qué raza se pertenezca. Esto se lo decía Jesús especialmente a los judíos, ya que los fariseos y maestros de la ley ponían la perfección en cumplir, aunque fuese sólo de forma externa, multitud de preceptos que ellos se habían inventado. Claro, los paganos no los cumplían sencillamente porque no los sabían. Y por eso estaban excluidos de la salvación. Jesús va a hablar claramente diciendo que, aunque sea difícil, Dios quiere que todos se salven. Y de hecho habrá muchas personas, de todas las partes del mundo, que “se sentarán en el Reino de Dios”. De modo que muchos que son los últimos, para los judíos, serán los primeros, mientras que otros que se tienen por primeros, serán los últimos. Para Dios no hay distinción de razas.
La puerta estrecha puede ser símbolo de austeridad, humildad y desprendimiento. Es el cumplir los mandamientos, sobre todo el amor, y es vivir con el espíritu de las bienaventuranzas. Salvarse no es sólo escuchar a Jesús y aun hablar con Él, sino seguirle, ya que Él es el “camino” que nos lleva a la verdadera puerta de salvación.
La puerta la solemos hacer estrecha nosotros mismos con nuestros vicios y nuestro egoísmo; pero Dios la quiere abrir a todos. Allí no hay plazas limitadas y no hay miedo de que no quepamos todos. Lo que sí necesitamos es cumplir la voluntad de Dios, que es seguir los mensajes de Jesús, especialmente el mandamiento del amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario