EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

miércoles, 15 de enero de 2014

HOY APRENDEMOS...

FACULTADES MENTALES (II)



La regla de las 10.000 horas

En un libro publicado recientemente y del que se ha hablado mucho en ciertos ambientes, titulado Fueras de Serie, Malcolm Galdwell postula la regla de las 10.000 horas. Según estadísticas recogidas  por el autor, es el tiempo que necesita aplicarse a una misma actividad cualquier persona para alcanzar la maestría.
Contrariamente a lo que se cree, el cerebro de un genio no es diferente al de cualquier persona común y corriente, tal y como se comprobó en la disección del cerebro de Einstein. Todos tenemos más talento para unas disciplinas que para otras, pero lo que distingue a la persona brillante del resto son esas 10.000 horas que ha dedicado a una misma cosa, sea el violín, la informática o la gestión de negocios. 
Esta regla también se aplica al funcionamiento del cerebro. Según los neurólogos, cuando lo  mantenemos ocupado a través de la lectura, la creación artística o el juego, aumenta la llamada memoria automática, que es la que nos permite hacer las cosas sin pensar en ellas. Es el caso del ajedrecista que, en los primeros compases de la partida mueve sus piezas sin tener que cavilar. O el de un pianista de nivel que interpreta una compleja partitura mientra habla con alguien. Su esfuerzo y constancia les ha procurado un seguro de vida para sus facultades intelectuales, que operan incluso sin que intervenga la conciencia.
Algunos ejemplos de agilidad mental no reñida con la edad está, por poner el caso, en Miguel Angel, que dió a luz sus mejores obras entre los 60 y los 89 años, hasta el último día de su vida. Goethe terminó su inmortal Fausto a los 82 años. Su secreto tiene dos ingredientes: trabajo e ilusión.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario