LA CREACIÓN
1) Para saber
Reflexionando sobre el tema del medio ambiente, el Papa
Francisco recordó que al inicio de la Sagrada Escritura se dice que Dios puso
al hombre y a la mujer en la tierra para que la cultiven y la custodien. Al
respecto se preguntaba: “¿Qué significa cultivar y custodiar la tierra?
¿Realmente estamos cultivando y custodiando la creación, o la estamos
explotando y olvidando?”
La indicación de Dios de “cultivar y custodiar la creación” está
dirigida a cada uno de nosotros y significa hacer crecer el mundo con
responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para
todos.
Además, "cultivar y custodiar" también tiene que ver
con las relaciones humanas, incluye una “ecología ambiental”. El Papa observaba
que estamos viviendo en una época de crisis en que la persona humana está en
peligro. La causa del problema no es solo una cuestión de economía, sino de
ética y de antropología. Lo que domina es la dinámica de una economía y de unas
finanzas carentes de ética. Hoy quien dispone las cosas no es el hombre, sino
el consumo, el dinero. Pero Dios, nuestro Padre, ha dado el encargo de
custodiar la tierra, a los hombres, y no el dinero.
2) Para pensar
El que haya en muchas partes del mundo niños que no tienen nada
que comer o mueran de frío en la calle, no puede considerarse normal. Parece
que hay más tragedia si se rompe un celular o una televisión, que la pobreza y
los dramas de tantas personas. Si una persona muere, eso no es noticia, pero si
hay una reducción de diez puntos en las bolsas de algunas ciudades, es una
tragedia. Así es como las personas acaban siendo descartadas, como si fueran
residuos. Es la "cultura de lo descartable".
Esta "cultura de lo descartable" tiende a convertirse
en la mentalidad común que nos contagia. En ella la vida humana, la persona ya
no se percibe como valor primordial que debe ser respetado y protegido,
especialmente si son pobres o discapacitados.
3) Para vivir
La “cultura de los residuos” nos ha hecho insensibles incluso a
los desechos alimentarios, cuando en todas las partes del mundo, por desgracia,
muchas personas y familias sufren hambre y desnutrición. Recodaba el Papa que
en tiempo de nuestros abuelos se ponía mucho cuidado en no tirar nada de los
restos de comida. Pero ahora el consumismo nos ha hecho acostumbrarnos a un
exceso y desperdicio cotidiano de la comida. Recordemos que la comida que se
desecha es como si fuese robada de la mesa de los pobres, de los hambrientos.
La historia del milagro de la multiplicación de los panes son alimentados una
multitud, concluye con la petición de Jesús de que recojan lo sobrado y los
discípulos llenaron doce cestas. No hubo desperdicio.
El Papa terminaba invitando a respetar y proteger la creación,
no desperdiciar los alimentos, a estar atentos a todas las personas, a fin de
promover una cultura de la solidaridad y del encuentro.
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