AMOR ETERNO
Cuando dos novios ante el altar se dicen el “sí” del compromiso,
Dios les toma la palabra de una vez para siempre. Pero no sólo les toma la
palabra, que eso sería demasiado despótico. Dios les regala su gracia, la
gracia del sacramento, para que puedan cumplir esa palabra.
Él había fallecido hacía un año, y se acercaba el día de San
Valentín. Todos los años, él le había enviado a su esposa en ese día un ramo de
rosas, con una tarjeta: "Te amo más que el año pasado”. Estaba extrañando
esos momentos, cuando llamaron a la puerta y, para su sorpresa, al abrir estaba
un ramo de rosas frente a ella. La tarjeta estaba escrita por su mismo esposo,
y decía: "Hola, mi amor, sé que ha sido un año difícil para ti, espero te
puedas reponer pronto, pero quería decirte que te amaré para siempre, y que
volveremos a estar juntos otra vez. Se te enviarán rosas todos los años; si no
contestan harán cinco intentos más, y si aún no contestas, estarán seguros de
llevarlas a donde tú estés, que será junto a mí. Te ama, tu esposo"
Dios, que es eterno, les comunica paternalmente algo de su
eternidad para que el amor de los nuevos esposos dure para siempre. Por lo
tanto el mejor augurio que podemos hacerles, es que secunden con todas las
fuerzas del alma esa gracia de eternidad que les ha concedido el Señor.
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