LOS CARISMAS DE LA IGLESIA
1) Para saber
En la primera Audiencia general de octubre, el Papa Francisco
meditó sobre los carismas en la Iglesia y explicó que estos dones de Dios, del
Espíritu Santo, son dados a la Iglesia para que estén al servicio de toda la
comunidad, sin que existan celos o envidias.
El Señor ha colmado a la Iglesia con muchos dones del Espíritu
Santo. Y dentro de estos dones, unos son preciosos para la edificación y el
camino de la comunidad cristiana: se trata de los carismas. Pero el Papa se
preguntaba, ¿qué es exactamente un carisma? ¿Cómo podemos reconocerlo y
recibirlo? ¿El hecho de que en la Iglesia haya a diversidad y multiplicidad de
carismas debe ser visto en sentido positivo o es un problema?
En el lenguaje común, cuando se habla de “carisma” se entiende
una habilidad natural. Por ejemplo, cuando se dice “esta persona tiene un
especial carisma para enseñar”. Es un talento que tiene.
En la perspectiva cristiana, el carisma es mucho más, pues es
una gracia, un don prodigado por Dios Padre, a través la acción del Espíritu
Santo. Ese don es dado a alguien no porque sea más bueno que los otros o porque
se lo haya merecido: es un regalo que Dios le hace para que, con la misma
gratuidad y el mismo amor, lo ponga al servicio y para el bien de todos.
2) Para pensar
En la misma Audiencia, el Papa saludó a los peregrinos que
habían acudido días antes a la beatificación en Madrid de Álvaro del Portillo,
sucesor de San José María Escrivá, fundador del Opus Dei. Ahí les invitó a
acudir a la intercesión y al ejemplo del nuevo beato, para que les ayudara a
responder con generosidad a la llamada de Dios a la santidad y al apostolado en
la vida ordinaria al servicio de la Iglesia y de la humanidad entera.
Precisamente el nuevo beato Álvaro, invitaba a poner nuestras
cualidades al servicio del Señor, siguiendo el ejemplo de san José María, quien
en su juventud, se planteó en su vida dos caminos: el primero, seguir los
estudios de Derecho, ganar una cátedra, sobresalir entre sus colegas
progresando en el saber; o el segundo, conformarse con un saber conveniente,
mas no ignorante, sin figurar, poniéndose al servicio de Dios. Eligió el
segundo camino. Ahora se pueden ver los frutos abundantísimos de santidad que
Dios ha suscitado gracias a su entrega.
3) Para vivir
Dios da cualidades, pero esos carismas no son para uno mismo,
sino para que estén al servicio de toda la comunidad.
El Papa nos invita a preguntarnos: “¿hay algún carisma que el
Señor ha hecho nacer en mí? ¿Vivo con generosidad este don, poniéndolo al
servicio de todos o lo descuido? O quizás ¿se transforma para mí en motivo de
orgullo?
Saber que existen muchos carismas diferentes, no debe ser visto
como un motivo de confusión o malestar: son regalos que Dios hace, para que
pueda crecer la Iglesia de forma armoniosa, en la fe y en su amor: “¡Qué cosa
tan bella! Tantos dones diferentes, porque somos todos hijos de Dios y todos
amados en un modo único”.
En la comunidad cristiana nosotros necesitamos los unos de los
otros, y todo don recibido se actúa plenamente cuando es compartido con los
hermanos, por el bien de todos. ¡Esta es la Iglesia!
Pbro. José Martínez Colín
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