FRANCISCO EN EL PARLAMENTO DE ESTRASBURGO (I)
Los dos discursos del Papa
Francisco en el pleno del Parlamento Europeo y el Consejo de Europa del 24 de
noviembre 2014 están cargados de ideas profundas que podrían ayudar a
políticos, economistas, empresarios y servidores públicos en todo el mundo.
Las
palabras del Papa pueden ser un legado también para padres y madres de familia en cuanto líderes de sus propios hogares ante un mundo cada vez más
“interconectado y global”, parafraseando al pontífice. Se necesita de un
líder para levantar del suelo a otro.
El
liderazgo de hoy está enfermo de egolatría, famélico de poder y borracho de
egoísmo. Así proponemos 10 lecciones sacadas de los mensajes de Papa Francisco en
Estrasburgo. Esta no es una receta de liderazgo, es un
ejercicio para sacar algunas lecciones, porque, como enseña el Pontífice, hay
que dejarse guiar por Dios con la mente abierta y dejar que nos sorprenda.
1. Realismo. El
Papa Francisco demostró que un líder es realista y esto significa que en el
respeto al prójimo y a la creación existe una conexión a las cosas concretas de
todos los días. Es decir, que la vida no debe girar en torno a la economía sino
a la dignidad de la persona.
Respetar
la vida y el medio ambiente “no significa sólo limitarse a evitar estropearlo”,
sino que “junto a una ecología ambiental, se necesita una ecología humana,
hecha del respeto de la persona”.
2. Servicio. El
Papa Francisco dio una lección de liderazgo como servicio a los demás y no como
instrumento de poder.
“A
ustedes, legisladores, les corresponde la tarea de custodiar y hacer crecer la
identidad” de modo que los “ciudadanos encuentren de nuevo la confianza en las
instituciones”.
“Sabiendo
que cuanto más se acrecienta el poder del hombre,
más amplia es su responsabilidad individual y colectiva.
3. Buscar el bien común. El derecho individual debe asociarse al deber hacia
los demás. El Papa Francisco enseña que los “derechos del individuo” están
unidos al “contexto social”, en el cual también hay “deberes” conectados “al
bien común de la sociedad misma”.
El
problema comienza cuando los derechos de los individuos no se armonizan con un
“bien más grande”. Esto sucede al hombre que ostenta derechos ilimitados sobre
la mujer hasta el punto del maltrato, o al empleador que explota al trabajador
o al político que abusa de su cargo.
4. Ser motivador. El primer pontífice no europeo después de doce
siglos habló de “esperanza” y de aliento” a una realidad (como la europea) un
“poco envejecida y reducida”. Esto también es una invitación a salir del sopor
de la crisis de ideas y a tener mayor confianza en el futuro.
El
Papa, hablando de la Europa en crisis, afirma que es el momento de abandonar el
temor y dejar de estar replegados en nosotros mismos. Hay que ser protagonistas
del cambio, confiar en los valores y sobre todo en la fe para salir de
cualquier crisis.
5. Credibilidad y autoridad. El Pontífice se ganó a la platea con su credibilidad
de hombre humilde y coherente: hace lo que dice.
La
credibilidad del Papa es evidente en las palabras de Martín Schulz anticipando
el evento: “La presencia en Estrasburgo de Francisco, el Papa que llega del
otro lado del mundo, puede servir para sacudir a la Unión del preocupante
sentido de desorientación”.
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