EL BURLÓN BURLADO
En los grupos suele haber siempre un burlón que se siente
importante cuando le festejan la broma que hace a la víctima elegida. Con
tiempo la venía estudiando, conoce lo que no le gusta y cuáles son sus temores.
Aprovecha cada debilidad y error. Pierde tiempo para disfrutar la derrota de su
imaginario rival al que a veces llama compañero y amigo.
Aquel día en el zoológico había algunos visitantes que en grupos
se detenían a observar las diversas jaulas. Los monos con sus monadas
atraían a los más de los curiosos. Pero llegó un momento en que los monos
quedaron tranquilos sin que nadie los importunara. Un monito al terminar de
comer su banana, después de observar que se acercaba un señor grande y obeso,
arrojó la cáscara afuera de la jaula y quedó a la expectativa. Al pasar el
gordo pisó la cáscara con tan mala suerte que se dio una sentada terrible
quedando con los pies al aire. Todos los monos corrieron a las rejas gozando
del espectáculo, riendo y aplaudiendo como nunca en su vida de zoológico.
Sentirse objeto de burla es molesto e irritante. Si alguno
siente satisfacción en divertirse a costa de los demás, recuerde que encontrará
a otro que lo hará con él... y eso no le gustará. Antes de emprender un largo
viaje, Tobías recibió de su padre, entre otros consejos, éste que es una norma
de oro: “No hagas a otro lo que no te agrada a ti”, (4, 15).
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