“Los niños lloran,
hacen ruido, van de una lado para otro…
y a mí me molesta
cuando en una iglesia un niño llora
y la gente quiere que
se vaya fuera.
No! ¡Es la mejor
predicación!
¡El llanto de un niño
es la voz de Dios!
¡Nunca, nunca echarles
de la iglesia!”
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