EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

jueves, 12 de febrero de 2015

HOY...

AMAR SIN SOMBRAS NI GREY



Hay cierta fascinación por la película 50 sombras de Grey, basada en la novela del mismo nombre. Es el “regalo” de San Valentín que Universal Pictures tiene reservado para nuestra juventud. Muchos acudirán a ver la película por curiosidad o por no decir que no la han visto, contribuyendo así al negocio millonario que mueve el best seller de E.L. James y quedando negativamente afectados por lo que ven.
La historia entre Ana y Christian Grey contiene muchas mentiras sobre el amor y la sexualidad. En primer lugar, Christian, inmensamente rico, se presenta como “la fantasía sexual” más interesante para las mujeres. Pero realmente es una persona gravemente dañada. A los 15 años mantuvo una relación sumisa-dominante con una amiga de su madre, que como afirma, le dejó “perdido y con 50 sombras”. Sus obsesiones, debidas a su pasado como víctima, se tiñen de erotismo (realmente pornografía) para hacer del libro un negocio millonario, cuando en la realidad llevarían a cualquiera a la consulta de un psicólogo. Nos podemos preguntar cuál sería nuestra reacción si hubiese sido Ana la víctima de una relación patológica con un amigo de su padre y se fantasease sobre ello. Los problemas sexuales no son algo “sexy”: son problemas que hacen daño a quienes los sufren y también a quienes fantasean con ellos.
Es paradójico que se esté haciendo un gran esfuerzo para prevenir la violencia en la pareja, especialmente entre los jóvenes (véase la última campaña “Cuéntalo, hay salida a la violencia de género”), y ni siquiera se advierta de las consecuencias de una historia mal escrita y sazonada de erotismo que intenta convertir a la pornografía y la violencia en algo “sexy” y objeto de fantasías sexuales. La gente es libre de ver o no una película que no solo no tiene nada que ver con el amor, sino que disfraza como amor tanto a Grey como a sus sombras personales. Quizás merezca la pena no contribuir al negocio de tanta sombra. Una manera de denunciar la violencia contra la mujer podría ser también el boicot a este tipo de películas. Es poco eficaz hablar de tolerancia cero frente a la violencia contra la mujer si a la vez se hace tanta publicidad sin crítica a una película que convierte dicha violencia en una fantasía sexual, un producto de consumo sexual.

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