ESTÁ ENTRE NOSOTROS
Jesús resucitado no es un fantasma. Es comprensible el miedo de los discípulos, como es comprensible nuestro miedo a creer que Jesús ha resucitado y con Él nosotros. Frente a ese miedo sólo queda la confianza en que Dios puede hacerlo todo nuevo. Nosotros seguimos creyendo en la vida donde otros juegan a la muerte y desde ahí vivimos nuestra situación familiar, laboral, la marcha del país y de la Iglesia. Hemos comprendido que debemos cambiar un enfoque pesimista, cerrado, burgués, rutinario, por otro de renovación, de lucha, de esfuerzo, de dinamismo, de esperanza.
Como diría Eduardo Galeano, pensador y poeta fallecido esta semana: “Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo” y, “La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá. Por mucho que camine, nunca la alcanzare. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar”. Nos toca ser y hacer signos pequeños de resurrección, al partir y compartir el pan, al poner la vida y la alegría por encima del miedo y la muerte, al predicar la utopía del Reino (Resurrección).Como dice el texto: “En su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto”. En nuestras comunidades debemos de hablar de estas cosas, poner en común nuestras dudas y algunas certezas, el camino de la Pascua nos marca el horizonte de la Vida.
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