EDAD DE LOS SUEÑOS
Jesús
en cierta oportunidad dijo que al Cielo entrarán los que son como niños. ¿Cómo
son los niños? Sencillos, sinceros, humildes, confiados, puros, inocentes…y soñadores. Pareciera que la puerta del Paraíso es tan baja y estrecha que, si no nos
empequeñecemos, no podremos entrar. El famoso escritor y poeta Miguel de
Unamuno lo expresó en un breve poema:
Agranda
la puerta, Padre, porque no puedo pasar.
La
hiciste para los niños, yo he crecido a mi pesar.
Si
no me agrandas la puerta, achícame por piedad.
Vuélveme
a la edad aquella en que vivir es soñar.
Para
lograr esta ansiada metamorfosis, medita con frecuencia en las actitudes del
mismo Cristo, manso, humilde y puro de corazón, de quien escribió G. Papini:
“La limpidez de su mirada era la de quien sólo una vez ha nacido y ha
permanecido niño aún en la madurez. Infancia intacta que nunca se empañó”. San
Pablo nos exhorta, “Revístanse de Cristo”.
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