SEMBRADORES
Una de las parábolas más conocidas y comentadas del Evangelio es la del sembrador, que podemos encontrar en Lucas 8, 4-15. En ella Jesús nos muestra los secretos del reino de Dios comparándolo con una siembra. En ella descubrimos que nuestra vida irradia tres hermosos destellos: somos caminantes, sembradores y testigos. Caminantes que avanzan a sus metas más preciadas; sembradores que arrojan las semillas en las besanas del mundo; testigos, que realizan los hermosos proyectos de que Dios nos encomienda. Jesús es el caminante, el sembrador y el testigo por excelencia. Lo que nos lleva dos reflexiones: primera, nosotros, como sembradores, ¿sembramos lo que tenemos que sembrar con lenguaje sencillo, claro e inteligible? Segunda reflexión: ¿cómo es nuestra tierra para acoger la Palabra: tierra de camino, tierra pedregosa o tierra con cardos?
Pensemos en ello.
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