AGÓLPAME TU ESTAR
Agólpame tu estar,
estate dentro
y no te vayas más,
Dios de ternura.
Engríllame y espósame,
da rejas
para ser libertad
de atado en tu camino.
Mira mis brazos puentes,
temblando de tu vuelta,
y ahogándose los ojos
de alegría.
Volvamos juntos al mar.
Se oye la brisa
con la que antaño, amor,
te paseabas.
Está el manzano verde
con tu sangre.
Me florecen de hijos
los desiertos.
Volvamos junto al mar
y no le escuches
al niño de la duda:
Te he nacido.
Pedro Miguel Lamet, SJ.
Por gentileza de Tinín y Raquel
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