EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

martes, 25 de agosto de 2015

HOY...SEGUIMOS

ESTAR SIEMPRE ALEGRES (II)



Se nos exhorta a que nuestra alegría, según Dios y según el cumplimiento de sus mandatos, se acreciente cada día más y más, pues cuanto más nos esforcemos en este mundo por vivir entregados al cumplimiento de los mandatos divinos, tanto más felices seremos en la otra vida y tanto mayor será nuestra gloria ante Dios. (SAN AMBROSIO, Tratado sobre la carta a los Filipenses, 1)

7. Los seguidores de Cristo viven contentos y alegres y se glorían de su pobreza más que los reyes de su diadema. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 38)

8. En la tierra hasta la alegría suele parar en tristeza; pero para quien vive según Cristo, incluso las penas se truecan en gozo. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 18)

9. Si tenemos fija la mirada en las cosas de la eternidad, y estamos persuadidos de que todo lo de este mundo pasa y termina, viviremos siempre contentos y permaneceremos inquebrantables en nuestro entusiasmo hasta el fin. Ni nos abatirá el infortunio, ni nos llenará de soberbia la prosperidad, porque consideraremos ambas cosas como caducas y transitorias. (CASIANO, Instituciones, 9)

10. El gozo en el Señor debe ir creciendo continuamente, mientras que el gozo en el mundo debe ir disminuyendo hasta extinguirse. Esto no debe entenderse en el sentido de que no debamos alegrarnos mientras estemos en el mundo, sino que es una exhortación a que, aun viviendo en el mundo, nos alegremos ya en el Señor. (SAN AGUSTÍN, Sermón 171, 1)

11. Entonces será la alegría plena y perfecta, entonces el gozo completo, cuando ya no tendremos por alimento la leche de la esperanza, sino el manjar sólido de la posesión. Con todo, también ahora, antes de que esta posesión llegue a nosotros, antes de que nosotros lleguemos a esta posesión, podemos alegrarnos ya con el Señor. Pues no es poca la alegría de la esperanza, que ha de convertirse luego en posesión. (SAN AGUSTÍN, Sermón 21, 1)

12. Porque no hay nada más infeliz que la felicidad de los que pecan. (SAN AGUSTÍN, De la vida feliz, 10)


13. Eso fueron los primeros cristianos, y eso hemos de ser los cristianos de hoy en día: sembradores de paz y de alegría, de la paz y de la alegría que Jesús nos ha traído. (SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Es Cristo que pasa, 30)









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