UNA SONRISA
Esta
mañana te sugiero medir el nivel de tu alegría y, si lo encuentras algún tanto
más bajo de lo conveniente, esboza una sonrisa frente al espejo y mantenla por
un minuto, mientras te repites “así quiero estar hoy, y así estaré con tu
ayuda, Señor”. Esto es tan efectivo como tomar una aspirina para sacarse el
dolor de cabeza. La alegría es una opción.
¿Cuánto
cuesta una sonrisa? –Nada. ¿Cuánto beneficio nos puede dar? –Mucho. ¿Qué tiempo
dura? –Un instante. ¿Y cuánto perdura en la memoria? –A veces toda la vida.
¿Quién es tan rico que no la necesite? –Nadie. ¿Quién es tan pobre que no pueda
regalarla? –Ninguno. ¿Se empobrece el que la da? –Al contrario, se
enriquece. ¿Se puede comprar, vender o robar? –Sólo se puede ofrecer
gratuitamente. ¿Y quién es el que está más necesitado de una sonrisa? –Aquél
que no tiene ninguna para dar.
Defiende
y cultiva la alegría. El sentido del humor te ayudará a encarar las situaciones
estresantes de la vida. Ríe, y tus cargas serán aliviadas. Ríe, y tu vida se
alargará. Ríe cuando más lo necesites. Si eres capaz de reírte de una
situación, por más dolorosa que sea, podrás superarla. Que sepas fomentar hoy
tu capacidad de alegría.
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