EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

domingo, 20 de septiembre de 2015

HOY...EL EVANGELIO

SERVIR


Decía una vieja canción: “Todos queremos más y más y más y mucho más”, pero sobre todo, queremos ser más que los demás. En este clima social que nos invita a ser los primeros en todo, la sociedad de bienestar o mal-estar, nos ofrece demasiadas cosas y en abundancia, pero nada nos parece bastante. Nos cansamos enseguida, menospreciamos lo que tenemos y suspiramos por lo que no tenemos. Lo resume bastante bien la segunda lectura de hoy, la carta del apóstol Santiago: “¿De dónde salen las luchas y los conflictos entre vosotros? ¿No es acaso de los deseos de placer que combaten en vuestro cuerpo? Codiciáis y no podéis tener; y acabáis asesinando. Ambicionáis algo y no podéis alcanzarlo; así que lucháis y peleáis”.
El centro de este evangelio (Mc 9,30-37)  es el servicio: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” y cuantas veces queremos ser iguales. Somos y estamos con los últimos, los pequeños, por lo tanto no vestimos, vivimos, consumimos, celebramos, como los primeros. Lo importante no es ser más que nadie, sino servir como nadie, lo que cuenta no es subir, sino bajar, a cuantos cristianos y eclesiásticos nos sería imprescindible recordar esto. La ambición es una actitud que debería ser desterrada de la fe, lo mismo que el poder; el servicio no da más honor, ni prestigio, ni lucro. Servir es acoger a los más pequeños, “los niños”, es estar del lado de los últimos que son los preferidos, no importa que nosotros no seamos los primeros en el Reino, lo importante es que podamos ser los primeros en servir a nuestros hermanos más necesitados.
Tenemos de todo y ya no nos cabe nada, queremos tener más que los demás, más dinero, más fama, el poder y disfrutar se están convirtiendo en horizonte y meta de muchas vidas. Pero lo importante es servir, no el puesto, en hacerse servidor de los otros, radica el señorío y el gozo. Grande es aquel que, en actitud de servicio, se interesa por el bien del prójimo. Toda una lección para nosotros ser los últimos en los honores y los primeros en el servicio. “¿De qué discutíais por el camino?”, de qué hablamos y discutimos en nuestras comunidades y parroquias: “El que acoge a un niño, (pequeño, pobre, necesitado…),como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado”. ¿De esto hablamos?, pues entonces, somos fieles a las consignas y palabras del Evangelio.

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