EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

domingo, 27 de marzo de 2016

HOY... DOMINGO DE RESURRECCIÓN

VER Y CREER


San Pablo nos recuerda en la segunda lectura: “Un poco de levadura fermenta toda la masa. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja –levadura de corrupción y de maldad- sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad”. Hay que meterse en la masa humana y colocar en ella la levadura de la Pascua, decir con nuestros gestos, lo que significa que estemos celebrando una Pascua más. Desde la sinceridad y la verdad, mostrar una vida nueva, basada en pequeñas acciones que pueden cambiar el mundo, aunque no lo parezca y hacer que fermente toda la masa.
“Al amanecer del primer día de la semana, cuando aún estaba oscuro”, es en la mañana de Pascua cuando vislumbramos el futuro, en la realidad cercana. Descubrimos que no seguimos a un muerto, sino a un viviente, que lo que nos une, es una presencia. Con la Pascua ya no hace falta que busquemos a Dios entre las nubes, el nuestro es un Dios vivo, que está aquí presente con nosotros. Hay que descubrirlo en el intento de cambio de nuestra sociedad, de nuestra historia, pues empezamos a vivir una nueva semana, una nueva época.
“Vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido las Escrituras: que él había de resucitar de entre los muertos”. Este es el tiempo en que nuestra vida está llamada a hacerse anuncio de justicia y misericordia, anuncio de Vida. No es momento de grandes palabras, de frases huecas llenas de aleluyas. En cada calle, en cada ciudad, en las manos y las palabras o acciones de montones de personas anónimas, podemos ver y creer, que los que parecían muertos recuperan la vida. Sólo el amor nos hará ver a Jesús, entender las Escrituras.
Corred si queréis ahora, a decir que habéis visto en vuestra vida y en la de muchos hermanos, el paso, el cambio, la renovación, la rehabilitación; larga, desesperante muchas veces, llorosa, insegura… que lleva a la alegría. Como dice San Pedro: cuantos han comido y bebido con nosotros después de haber resucitado, ellos y nosotros, contándonos que aunque hemos muerto muchas veces, en Jesús la muerte está vencida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario