EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

domingo, 10 de abril de 2016

HOY...EL EVANGELIO

TRES SÍES




Cuando en la vida nos sucede algún fracaso o momentos difíciles, casi todos nos solemos refugiar en lo seguro. Nos despiden del trabajo, nos dan un diagnóstico médico, se rompe una relación… y buscamos en lo que hacemos habitualmente, el no darle vueltas a la cabeza. Por eso los discípulos han regresado a lo suyo, parece que su aventura ha terminado y lo normal es volver a su antigua profesión de pescadores, han escapado a Galilea. Es lo que saben hacer y es muy razonable, Pedro les dice: “Me voy a pescar. Ellos contestan: Vamos también nosotros contigo” y allí se hubieran quedado.
Pero: “Aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: Muchachos, ¿tenéis pescado? Ellos contestaron: No”. Así estamos, toda la noche bregando en lo nuestro y no hemos cogido ni un boquerón, estamos vacíos sin la presencia del resucitado, sin ideas claras sobre lo que hacer, aunque Él nos había llamado a ser pescadores de hombres. Sólo cuando con sinceridad uno reconoce sus carencias: “no tengo nada”, (al que está lleno de todo en nuestra sociedad le cuesta ver más allá), es capaz de atreverse a comenzar algo nuevo, de ilusionarse como un muchacho y volver a echar las redes.
Jesús le exige a Pedro una triple confesión de amor, quizás para recordar aquella noche de tiple negación. El Pedro fanfarrón, el de la espada, el duro en comprender… tiene que convertirse al amor: “¿me amas? ¿me quieres?”, para tener la primacía debe seguir el camino del Maestro: generosidad, servicio fraterno y entrega total de sí mismo por la vida de los suyos, e incluso le anuncia una muerte para dar gloria a Dios. “Apacienta mis ovejas” es la respuesta, debe ser el amor el que mueva a los párrocos, a los obispos, al Papa, a todos los que pastorean.
Hay un gran simbolismo en todas estas lecturas de este domingo: peces, ovejas, redes, comida, amanecer, noche…Pero lo definitivo es: “Sí, Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero” que repite Pedro otras tres veces, recordémoslo en muchos momentos en los que intentamos volver a nuestras seguridades y sobre todo tengamos presente que quererle a Él, es querer a todos sus hijos, sobre todo a los más necesitados. Él se aparece, está cada día esperándonos en la orilla, en la calle, en los hogares, en cualquier esquina, ¡no notáis su presencia!, como diría Gloria Fuertes: “Está en el parque, debajo mismo de tu cartera y tu corbata”.

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