EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

domingo, 15 de mayo de 2016

HOY... EL EVANGELIO

SOPLO DE ESPÍRITU



El Espíritu es soplo, aliento, viento, fuego… es vida. Es curioso que la fiesta de Pentecostés, pase como un domingo más, cuando es Él, del que decimos que mueve la Iglesia y la comunidad. Pero no sólo eso, ya estaba en la creación, es el que encarna a Jesús en el seno de María, el que le impulsa al desierto, el que le unge para predicar la buena nueva a los pobres, el que lo resucita, el defensor que nos deja, en definitiva el que hace posible nuestra nueva vida en Cristo. Es el que nos hace hijos adoptivos de Dios y nos hace gritar: “¡Abba! (Padre)”
El relato de los Hechos, puede servirnos de guía para resaltar la obra del Espíritu en la vida de la Iglesia. “Estaban todos reunidos en un mismo lugar”, es la espera del Espíritu lo que los reúne y lo que hace de ellos un solo cuerpo, por eso nos cuesta celebrar la fiesta de Pentecostés, de la comunidad reunida. Cuando nos encontramos con un ambiente social que impulsa al individualismo, la ausencia de compromisos, los prejuicios culturales, sexuales, las divisiones, la falta de trabajo por el bien común… es difícil mirar lo que nos une. Es el aliento que a pesar de nuestra diversidad, maneras de pensar, lenguas, condición social, hace de nosotros un solo cuerpo.
El Espíritu es para la Iglesia, como la respiración. Inspira aire, reúne a los fieles, llena silenciosamente el interior del corazón, nos invita al recogimiento, el silencio, el discernimiento, la oración. Expira el aire, lanza a la comunidad al exterior, a los cuatro vientos, nos envía para que seamos en todas partes testigos, de que es posible superar el individualismo y compartir la misma fe, la misma mesa y el mismo lenguaje: el del amor, el del Reino. Por eso en la secuencia de hoy le pedimos: “¡Ven Espíritu Santo!”, en ocasiones no sé si con la boca pequeña, no vaya a ser que venga y “renueve la faz de la tierra”.
Hoy precisamente celebramos en la Iglesia el Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar. Es bueno recordar que el Espíritu no se puede monopolizar, todo el Pueblo de Dios, es poseedor del mismo Espíritu. Los laicos, son precisamente llamados a hacer presente a la Iglesia, en las situaciones más habituales de la vida: la familia, el trabajo, la escuela, la cultura, lo público y lo privado, la política, el sindicato… Apoyemos a tantos militantes, voluntarios y sobre todo a aquellos que luchan fuera de nuestras paredes y quieren hacer presente en el mundo el Evangelio, la Iglesia y el Reino.

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