DIÁLOGO CON UN ATEO
El joven irlandés Alfonso Lambe (1932-1959), fue
enviado por la Legión de María a implantar en Sudamérica grupos misioneros de
esta asociación de laicos. De dos en dos difunden fe católica bajo el amparo de
la Reina de los Apóstoles. Se reúnen cada semana a rendir cuenta de su trabajo
apostólico. Son valientes y disciplinados. ¡Hasta hay grupos en algunas
cárceles!
Alfonso y su compañera de trabajo visitaron a un señor
ateo. El señor, un poco molesto, les pidió que se retiraran. Alfonso respondió:
Si usted nos permite volveremos en otra ocasión, sólo para visitarlo. Queremos
ser sus amigos y conversaremos también de las cosas que usted acepta, porque
nos interesan mucho. A la semana volvieron, el señor los dejó pasar y él mismo
sacó el tema de la fe. Alfonso, lleno de Espíritu Santo, comenzó a hablar. El
señor lo interrumpió: Perdone, joven, que lo interrumpa. Yo no sé qué tiene
usted, pero siento que mi espíritu se llena de paz y se colma un vacío que
nunca pude llenar. Quizás por ser esta la primera vez en 67 años que alguien me
habla de estas cosas.
La vocación no es el camino de los desilusionados, los
aburridos o los tristes, sino el de aquellos en cuya alma se ha encendido el
ideal del Evangelio y han conocido la gloria de las bienaventuranzas.
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