CRISTO
Había sal de lágrimas
en torno a tus ojos,
y Tú, grave y sereno,
en mí, tus ojos ponías.
¿Pedir? Nada pedías…
Mudos también tus labios…
Mudos. Pero desde entonces
oigo Tu voz
y me duele el alma
(¿Cómo?, sino pedían…)
La llamada de Tus ojos
de ojeras de salitre.
Dame, Jesús posible
(Basta mirarte de frente)
la fuerza que dimana
de Tu dolor viril.
Mirarte será poco…
¡Ah!, ¡pero es tanto mirarte!
Dame, Señor, el arte
de no perder de vista
Tus ojos y Tus labios
mudos pero elocuentes,
discretos mas certeros.
Oh mi Jesús heroico,
mi capitán, aleja
con tu mano derecha,
aleja la muerte, aléjala
que aún no la merezco.
Muera solamente en mí
lo que ya es de la Muerte.
Pero esto, esto de mirarte,
y oírte, y comprenderte
y de querer seguirte,
esto, Jesús, es nuestro.
Esto es la mano de Vida
que me pertenece.
La única razón de Tu venida
hace mil y tantos años.
Era tarde. El viento
daba en las hierbas,
las inclinaba, humillaba.
¡Jesús pasó:
Me erguí!
Sebastiâo da Gama.
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