LÁVAME, JESÚS, LOS PIES
Lávame, Jesús, los pies
y, si quieres, las manos y la cabeza.
Lávame y enséñame el oficio con tu ejemplo.
-”Para lavar los pies tendrás que despojarte del manto y de la gloria,
quitarte anillos y sortijas,
hacerte pobre..
Hay que bajar de los asientos,
-Para lavar los pies no hay que querer ser el primero-.
Lavar los pies exige mucho tacto,
adaptarse a los pies de cada uno
y poner en cada toque la ternura.
Después, secarlos con toallas de cariño.
No pedir nada, todo gratis.
Al final besar los pies, agradecidos”.
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