EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

viernes, 21 de julio de 2017

HOY... ALABAMOS

  CÁNTICO DE ISAÍAS


Siempre os daré, Señor, eternas gracias,
siempre confesaré vuestras grandezas
y siempre alabaré vuestras piedades,
pues justamente contra mí indignado,
contra mí justamente embravecido,
desde el instante que la culpa ingrata
de mis primeros padres os dio en rostro,
porque cuando llegó el dichoso tiempo,
de mí con vivas ansias esperado,
templasteis los enojos y las sañas,
y en piedades de Dios las convertisteis
con tan grande bondad, que por vos mismo
me consolasteis en mis aflicciones
y desahogasteis en mis desconsuelos.

Por lo cual confiado diré a voces:
Mirad cómo el Señor, que justamente
hasta aquí contra mí estaba enojado,
es ya quien me defiende y quien me ampara,
y que a mi Salvador tengo conmigo,
conmigo está, y estando de mi parte,
cuanto animoso viviré seguro;
porque con él, ¿qué habrá que temer pueda?
¿Qué habrá que temer pueda, cuando miro
que es Dios mi defensor y mi defensa,
mi escudo y fortaleza incontrastable?

Venid, hombres; venid, hombres sedientos,
venid, que el Salvador es todo fuentes,
de cuyas venas siempre inagotables
manan perennes dones y favores,
copiosos bienes, abundantes gracias;
venid, devotos, y sacad alegres
de ellas sus abundancias y dulzuras,
satisfaréis la sed insaciable;
en fin, en fuentes como de agua viva,
aguas que hartaros puedan sin hartaros,
y diréis en aquel dichoso día:
Alabad al Señor y bendecidle,
confesadle por Dios y engrandecedle,
invocad, invocad su santo nombre,
y con alegres voces celebradle.

Y tú, congregación de sus fieles,
amado pueblo, morador dichoso
del monte Sión, sagrado monte,
alégrate gozoso, alégrate alaba
con repetidos himnos y canciones
al Santo de Israel, al sólo Santo
y santificador, Dios poderoso,
Dios grande, Dios inmenso y admirable,
pues en medio de ti ves que le tienes,
como pastor en medio del rebaño,
en medio su familia como padre,
y como Rey en medio de su reino;
echadle mil gloriosas bendiciones,
reconocidos a sus largos dones.

José de Valdivieso.

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