EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

jueves, 29 de agosto de 2013

HOY HABLAMOS DE ...

MEDITACIÓN (II)



Preparación

* Si toda tu vida es una búsqueda y deseo de Dios, siempre estarás interiormente dispuesto para tratar con Él. Así "orarás sin cesar" (1 Tes 5, 17), pues cuando cesen las palabras continuará el afecto.

* Tu capacidad de meditar guarda proporción con tu espíritu de mortificación, abnegación, vida interior, santidad. "Tanto mayor capacidad tendremos cuanto más fielmente lo creamos, más firmemente lo esperemos, más ardientemente lo deseemos" (San Agustín).

* La meditación requiere un lugar adecuado: si no puedes ir al templo, puedes hacerla en tu misma casa, buscando en ella el ambiente y el momento más tranquilo. Como Cristo, que para orar huía a la soledad del monte o de la noche. Pero recuerda que en cualquier lugar que estuvieses, tú mismo eres templo vivo de la Santísima Trinidad pues Cristo ha dicho: "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él" (Jn. 14, 23).

* Es indispensable el silencio interior, que es la disposición del corazón para tratar y escuchar a Dios; pero también debes buscar el silencio exterior.

* En lo posible dedica a la meditación una media hora diaria en el momento del día que estés más tranquilo, que puedas hacerla en paz, sin apuro ni ansiedad.

* Toma la postura que más te ayude: ni tan incómoda que te distraiga, ni tan cómoda que te disipe. También te ayudará fijar la mirada en el sagrario o en una imagen, para evitar mejor las distracciones.


* Es muy conveniente ayudarse con un libro como instrumento, en especial los escritos de los santos. Pero poca dosis y mucha actividad interior. Si no puedes otra cosa, haz lectura meditada. Pero no conviertas ese momento en simple lectura o estudio.

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