EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

viernes, 24 de octubre de 2014

HOY...

MEDICINA SENCILLA


Además de acercarnos al Señor por medio de la Virgen María, el rezo del Rosario nos regala grandes beneficios de salud para el cerebro. 
Esto, por el resultado de investigaciones científicas en el campo de la neurociencia, utilizados aquellos por los doctores Lawrence Katz y Manning Robin, quienes, en el año 2000, idearon un conjunto de ejercicios dirigidos a fortalecer el cerebro de las personas con síntomas de Alzheimer, un mal que afecta a millares de personas, sobre todo entre los adultos mayores. 
La meditación del Rosario es verdadero ejercicio de concentración mental, y pueden acompañarse con oraciones voceadas o silenciosas, mientras se camina o se está sentado; solo o en grupos. 
La oración bien hecha siempre ha tenido los beneficios mencionados; pero la investigación científica, una vez más, confirma la presencia de nuevos beneficios no buscados. Además de los méritos espirituales propios, la oración del Rosario, tan completa, beneficiará a las víctimas del incurable Alzheimer con una retardación de sus situaciones. Y a los libres de ese mal, les evita caer en la rutina que aparta de la concentración y daña el espíritu y la mente. Una vez más, la Fe y la razón, se dan la mano.
 Que Santa María, la Virgen del Rosario, la que nos da la fuerza necesaria para salir victoriosos de tantas batallas y pruebas, nos ayude a valorar el rezo del Rosario como un ejercicio de piedad sincera, de meditación profunda y como vehículo para guardar el precioso depósito de la fe que, en este día, nos recuerda San Pablo. 
Que ella nos ayude a valorar, recuperar o incluso aprender –aquellos que no lo conocen- las excelencias de este ejercicio de piedad que ha jalonado la vida de piedad de tantas generaciones de cristianos. 

¿No sabes rezar el Rosario? ¿A qué esperas? Tienes, por si no lo sabes, una gran medicina en tus manos: para el cuerpo y para el alma.

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