EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

jueves, 4 de junio de 2015

HOY...

LEYENDA CHINA



La regla de oro de las grandes religiones es el amor al prójimo. En el libro de Tobías el anciano ciego, sintiéndose cercano a la muerte, dio preciosos consejos a su hijo. Entre ellos se destaca: “No hagas a nadie lo que no te agrada a ti”. Norma fundamental y obvia, pero tantas veces transgredida por egoísmo o inconsciencia. “Al final de la vida se nos juzgará por el amor”.

Cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí, vio a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida. Estaba llena de alimentos, a cual más apetitoso y exquisito. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y el aspecto demacrado. Tenían que comer con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca.
Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro, vio que también allí había una mesa llena de comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara macilenta; todos los presentes lucían un semblante alegre; respiraban salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí en el cielo, cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente.


“Todo lo que te guardes para ti mismo, acabará atrofiándose” (Rabindranath Tagore).  “Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro” (Platón). “Tú ganas lo que das; lo que conservas, lo pierdes” (Refrán chino). “Comienza a manifestarse la madurez, cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos” (Albert Einstein). Está muy claro, ¿verdad? 

1 comentario:

  1. Cuando aceptemos que todos somos UNO, que hemos nacido de Dios y en Dios vivimos, cualquier cosa o situación que viva otro, me afecta a mí: en ese momento, los demás serán YO MISMO. Habrá un cambio radical.

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