EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

jueves, 17 de septiembre de 2015

HOY... RECORDAMOS

MUNDO MODERNO Y MATRIMONIO CRISTIANO



Estamos tristemente impresionados de constatar que el mundo moderno no conoce, de la doctrina cristiana del matrimonio, sino sus prohibiciones y no sospecha que Cristo vino a salvar el amor humano, a ofrecerle es admirable promoción que es el sacramento del matrimonio. Hay todo un aspecto positivo y exaltante de la doctrina del matrimonio cristiano que quisiéramos ver presentado ante el mundo. Siendo que en nuestros tiempo, como en todos los tiempos de antes, el corazón humano sigue habitado por la irreprensible esperanza de vivir un gran amor conyugal, la presentación de esta doctrina, en todo su esplendor y su belleza, tendría la oportunidad de encontrar un profundo eco entre nuestros contemporáneos, sin duda menos sensibles a otras perspectivas cristiana. Sin ser el único medio, una encíclica menos centrada en los errores a condenar que en las riquezas a proclamar, podría, seguramente jugar un papel muy importante.

Si la Iglesia emprendiera, tanto en el plano doctrinal como en el pastoral, el esfuerzo de gran envergadura, preconizado por esta nota, para convencer a los cristianos casados de la grandeza de su vocación, para hacer comprender a los hogares católicos de todo el mundo su misión apostólica, los preparara y les ayudara a cumplirla, el autor de esta página está convencido profundamente de que veríamos entonces un hecho sin precedentes: un gran número de matrimonios pondría a disposición de la Iglesia toda la energía humana y sobrenatural del amor conyugal y del sacramento del matrimonio, y eso con un extraordinario entusiasmo, habiendo descubierto que no son solamente sujetos receptores, beneficiarios, del apostolado de la Iglesia, sino también sujetos actuantes. En un momento en el que la población del globo crece a un ritmo  vertiginoso, donde el clero en casi todas partes del mundo es gravemente insuficiente en número, donde en numerosos países la acción del sacerdote es perseguida, un levantamiento masivo de los hogares cristianos, al llamado de la Iglesia, podrían tener una prodigiosa penetración de la influencia evangélica en un mundo al que el materialismo amenaza con sumergir. Este llamado lanzado a los matrimonios encajaría muy bien en la línea de los grandes llamados de los últimos papas al apostolado de los laicos; sería como su prolongación, su desenlace lógico y su coronación.

HENRI CAFFAREL

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