LA TELEVISIÓN
No pidas a la televisión lo que no puede dar. La
televisión no está para suplir las deficiencias de nada ni de nadie. Ni es la
panacea para satisfacer todos los intereses y deseos incontables de la gente.
Selecciona inteligentemente los programas. La televisión hay que verla con
libertad, pero sin dejarse dominar por ella (N. Blázquez).
Evita caer en la tentación de la televisión y sus
muchos canales como forma de pasar el tiempo. Cada día estamos ante ella un
promedio de tres horas. Huye de la ilusión de que estás informado porque ves el
noticiero. Lee más. Pasea más. Si hay niños pequeños en la casa, mira la tele
con ellos y dales criterios para elegir. Dales alternativas, léeles cuentos,
participa en sus juegos. Proponte leer todas las noches media hora. Y recuerda:
detrás de los medios de comunicación hay grandes intereses políticos, sociales
y económicos. Sé crítico con la información. Separa los hechos de las opiniones
y busca la verdad en todo momento, sin dejarte manipular (Juan Yzuel).
No des a la televisión más importancia de la que
tiene. La televisión debe ser valorada como la ventana del dormitorio. La
experiencia debería indicarte cuándo debe permanecer abierta, cerrada o,
simplemente, entreabierta. Y recuerda: la mejor manera de castigar a un canal
consiste en no ver sus programas.
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